Hoy queremos comenzar una andadura en la
que podamos compartir nuestras experiencias, ideas e inquietudes profesionales
en el campo de la atención y acogida de menores en los Recursos Residenciales
de los Servicios de Protección a la Infancia. La evolución histórica de esta medida
de protección nos ha llevado a compartir el principio técnico de que, como
medida de protección, debe considerarse como el último recurso a utilizar en la
atención a la infancia maltratada. Posibilitar, favorecer y proporcionar los
recursos de atención y acogimiento familiar es la opción más coherente,
normalizada e integradora. No obstante, las características y
necesidades que presentan nuestros niños/as y adolescentes en el proceso
de intervención, la aparición de nuevos perfiles y nuevas problemáticas,
dificultan su acogida en entornos familiares normalizados. Esta realidad nos ha
llevado a diseñar, disponer e implantar modelos de atención residencial
diversificados, coherentes e integradores que atiendan estas necesidades emergentes
y que constituyen en sí mismo un modelo de acogimiento residencial
especializado con un conjunto de recursos de convivencia educativa, de muy
variada tipología y centrados en las necesidades de los menores atendidos.
El acogimiento residencial,
a diferencia del acogimiento familiar, siempre ha estado presente en la
atención de la infancia desprotegida y durante muchos años ha sido la medida de
protección única e institucionalizadora. Hasta los años ochenta era la
respuesta predominante de los organismos implicados en la protección a la
infancia. La asunción de competencias por parte de las Comunidades Autónomas y
la puesta en marcha del sistema público de Servicios Sociales, con el
consiguiente desarrollo de los nuevos sistemas de protección, supondrán
un profundo cambio y la modificación del modelo en el acogimiento residencial.
Estos cambios serán
graduales, pasándose de un modelo
institucionalizador, que funciona como institución total, a un modelo familiar en los años setenta y ochenta, que se
caracterizaráa por dispensar una atención de tipo familiar, basada en
principios y criterios como los de normalización, integración, planificación,
desmasificación, profesionalización, programa individualizado, mixtos,
verticales y con consideración de los espacios físicos en su diseño.
Esta evolución, supone
la transformación e implantación progresiva de nuevos recursos residenciales
dentro de los sistemas de protección, aunque de manera desigual e incluso con
planteamientos diferentes en las distintos territorios y/o Comunidades
Autónomas. (Casas,1981,1988), dándose tres planteamientos diferenciadores de
actuación:
El modelo
familiar evolucionará hacia un modelo
especializado en los años 90
como consecuencia de las nuevas necesidades educativas que presentan los
niños/as y adolescentes, la especialización que presupone el proceso de
intervención dentro de los sistemas de protección, y como ya hemos señalado,
por la aparición de nuevos perfiles, como los menores no acompañados, adolescentes
con transtornos mentales, menores con problemas emocionales y de conducta, que
constituyen todo un reto educativo hasta nuestros días.
En definitiva la evolución
histórica del acogimiento residencial viene de la mano con los profundos cambios
en los sistemas de protección infantil como consecuencia de la puesta en marcha
de los Servicios Sociales, pasándose de un modelo de beneficiencia por medio de
la atención en instituciones totales, a un modelo de familia y sustitución por
medio de hogares y residencias que se ocupan de la crianza en entornos
normalizadores cubriendo sus necesidades básicas sin que se modificasen las
causas de la desprotección.
La consideración de la desprotección
infantil como un problema familiar, los nuevos marcos legales (Ley de
Acogimiento y Adopción de 1987 y la Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor de
1996), las necesidad de no desligar al niño de su contexto familiar, la
perspectiva ecológica y sistémica en el diagnóstico e intervención, ,
y la consideración de la familia como espacio natural del desarrollo
infantil nos llevará al modelo de familia e infancia en los sistemas de
protección cuyo modelo de acogimiento residencial será el que hemos denominado especializado.
En Aragón, el proceso
de transformación y evolución de los recursos residenciales ha sido desigual.
Mientras en los centros y servicios que dependían de las Diputaciones, como
consecuencia de la aplicación de la
Ley de Bases de Régimen Local, se inicia el proceso de cambio
de modelo del institucional al familiar y especializado en los años 80
(Diputación de Zaragoza 1984/1992, con la puesta en marcha de un planteamiento
de ruptura y el apoyo decidido sobre el trabajo de apoyo a la familia, creación
de hogares funcionales y el desarrollo de programas de acogimiento familiar),
en aquellos que dependen de la Juntas Provinciales de Protección de Menores y
posteriormente de la
Comunidad Autónoma de Aragón (1984), los planteamientos se
basarán en meras remodelaciones físicas con la creación de secciones y sin
disponer de un modelo de apoyo y/o acogimiento familiar, llevándose a cabo las
transformaciones en los años 90 con el Plan Integral del Menor. Los años 80
serán años en los que se constituye la Comunidad y se asumen las competencias, desarrollándose
los marcos legales y normativos que posibilitarán los cambios progresivos
futuros.
En los años 2004/07 se
llevará a cabo el actual diseño y organización de los recursos residenciales de
Protección a la Infancia
en Aragón implementándose definitivamente el modelo especializado por medio de
una red única, estructurada, coordinada y diversificada de recursos
residenciales, de responsabilidad pública, adecuados a la situación,
necesidades y alternativas de los menores atendidos.