domingo, 5 de mayo de 2013

EVOLUCION DE LOS RECURSOS RESIDENCIALES

       Hoy queremos comenzar una andadura en la que podamos compartir nuestras experiencias, ideas e inquietudes profesionales en el campo de la atención y acogida de menores en los Recursos Residenciales de los Servicios de Protección a la Infancia. La evolución histórica de esta medida de protección nos ha llevado a compartir el principio técnico de que, como medida de protección, debe considerarse como el último recurso a utilizar en la atención a la infancia maltratada. Posibilitar, favorecer y proporcionar los recursos de atención y acogimiento familiar es la opción más coherente, normalizada e  integradora.  No obstante, las características y necesidades que presentan nuestros niños/as y adolescentes  en el proceso de intervención, la aparición de nuevos perfiles y nuevas problemáticas, dificultan su acogida en entornos familiares normalizados. Esta realidad nos ha llevado a diseñar, disponer e implantar modelos de atención residencial diversificados, coherentes e integradores que atiendan estas necesidades emergentes y que constituyen en  sí mismo un modelo de acogimiento residencial especializado con un conjunto de recursos de convivencia educativa, de muy variada tipología y centrados en las necesidades de los menores atendidos.
     
       El acogimiento residencial, a diferencia del acogimiento familiar, siempre ha estado presente en la atención de la infancia desprotegida y durante muchos años ha sido la medida de protección única e institucionalizadora.  Hasta los años ochenta era la respuesta predominante de los organismos implicados en la protección a la infancia. La asunción de competencias por parte de las Comunidades Autónomas y la puesta en marcha del sistema público de Servicios Sociales, con el consiguiente desarrollo de los nuevos sistemas de protección,  supondrán un profundo cambio y la modificación del modelo en el acogimiento residencial.

  Estos cambios serán graduales, pasándose de un modelo institucionalizador, que funciona como institución total, a un modelo familiar en los años setenta y ochenta, que se caracterizaráa por dispensar una atención de tipo familiar, basada en principios y criterios como los de normalización, integración, planificación, desmasificación, profesionalización, programa individualizado, mixtos, verticales y con consideración de los espacios físicos en su diseño.  

    Esta evolución, supone la transformación e implantación progresiva de nuevos recursos residenciales dentro de los sistemas de protección, aunque de manera desigual e incluso con planteamientos diferentes en las distintos territorios y/o Comunidades Autónomas. (Casas,1981,1988), dándose tres planteamientos diferenciadores de actuación:

      El modelo familiar evolucionará hacia un modelo especializado en los años 90 como consecuencia de las nuevas necesidades educativas que presentan los niños/as y adolescentes, la especialización que presupone el proceso de intervención dentro de los sistemas de protección, y como ya hemos señalado, por la aparición de nuevos perfiles, como los menores no acompañados, adolescentes con transtornos mentales, menores con problemas emocionales y de conducta, que constituyen todo un reto educativo hasta nuestros días.

        En definitiva la evolución histórica del acogimiento residencial viene de la mano con los profundos cambios en los sistemas de protección infantil como consecuencia de la puesta en marcha de los Servicios Sociales, pasándose de un modelo de beneficiencia por medio de la atención en instituciones totales, a un modelo de familia y sustitución por medio de hogares y residencias que se ocupan de la crianza en entornos normalizadores cubriendo sus necesidades básicas sin que se modificasen las causas de la desprotección.

        La consideración de la desprotección infantil como un problema familiar, los nuevos marcos legales (Ley de Acogimiento y Adopción de 1987 y la Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor de 1996), las necesidad de no desligar al niño de su contexto familiar, la perspectiva ecológica y sistémica en el diagnóstico e  intervención, ,  y la consideración de la familia como espacio natural del desarrollo infantil nos llevará al modelo de familia e infancia en los sistemas de protección cuyo modelo de acogimiento residencial será el que hemos denominado especializado. 
  
     En Aragón, el proceso de transformación y evolución de los recursos residenciales ha sido desigual. Mientras en los centros y servicios que dependían de las Diputaciones, como consecuencia de la aplicación de la Ley de Bases de Régimen Local, se inicia el proceso de cambio de modelo del institucional al familiar y especializado en los años 80 (Diputación de Zaragoza 1984/1992, con la puesta en marcha de un planteamiento de ruptura y el apoyo decidido sobre el trabajo de apoyo a la familia, creación de hogares funcionales y el desarrollo de programas de acogimiento familiar), en aquellos que dependen de la Juntas Provinciales de Protección de Menores y posteriormente de la Comunidad Autónoma de Aragón (1984), los planteamientos se basarán en meras remodelaciones físicas con la creación de secciones y sin disponer de un modelo de apoyo y/o acogimiento familiar, llevándose a cabo las transformaciones en los años 90 con el Plan Integral del Menor. Los años 80 serán años en los que se constituye la Comunidad y se asumen las competencias, desarrollándose los marcos legales y normativos que posibilitarán los cambios progresivos futuros.


     En los años 2004/07 se llevará a cabo el actual diseño y organización de los recursos residenciales de Protección a la Infancia en Aragón implementándose definitivamente el modelo especializado por medio de una red única, estructurada, coordinada y diversificada de recursos residenciales, de responsabilidad pública, adecuados a la situación, necesidades y alternativas de los menores atendidos.